martes, 14 de julio de 2015

A pesar de la lentitud, no fui capaz de comprender los signos de advertencia que se daban a mi alrededor. Lentamente comencé a ahogarme en la profundidad de tu mirada y tus silencios me ponían cada vez más ansiosa. Supongo que fue esto lo que me hirió más: la falta de palabras junto a las expectativas y sueños que lentamente fui tejiendo entre mis manos.
Me hirió que a pesar de que podía sentir la verdad en mi cuerpo y hasta en el frío que sentía en los huesos nunca fuiste capaz de decírmelo. Con nosotros no hubo despedidas ni palabras desgarradoras, vos simplemente te desvaneciste, como si repentinamente hubieses tenido la habilidad de hacerte humo con el aire que respiraba.

Nunca admitiste la real razón y es por eso que muchas noches sigo especulando si es que la culpa habrá sido mía. Hoy, y mientras escribo esto, he decidido que si alguien será culpable ese serás vos con tu falta de madurez y tu incapacidad de decir las cosas por su nombre. Tu silencio fue una constante casi desde el principio y las únicas veces en las que nos conectábamos era cuando decidías que tenías, finalmente, ganas de besarme.
Nunca llegué a ver más de vos que eso. Creo que estaba siempre a la espera de ese momento en el que finalmente te quitarías la máscara y me revelarías a tu verdadero yo. Imaginaba que ese sería el momento en el que nos daríamos cuenta que éramos el uno para el otro porque yo sería la única capaz de comprenderte y ayudarte. Fui ilusa e ingenua.
Finalmente me decidí a dejar ir tu recuerdo. Tu presencia ya no formaba parte de mi vida cotidiana hacía meses. Creo que habia comprendido que ambos nos merecíamos el mismo tipo de felicidad, que el amor no es ni nunca podrá ser una emoción pasiva ni unilateral. Supongo que es por esta misma razón que me niego a decir que lo que tuvimos fue “amor.” Si puedo hablar de amor, y si se me permite hacerlo, llegué a la misma conclusión que muchos otros antes que yo: que el amor que realmente importa es el amor propio y que amarse a uno mismo antes que a los demás nunca pasa de moda.



Sé que el hombre a quien le escribo esta carta nunca la leerá. O quizás sí, ya no puedo asegurar nada. Independiente de lo que suceda, espero que puedas sacar una lección de esta vivencia de la misma forma que lo hice yo. Después de todo, cada cosa que nos pasa en la vida es una lección que debemos atesorar.

• . Erica Mena . •


miércoles, 1 de julio de 2015

Hace tantos días que no estamos juntos, que ya perdí la cuenta. Me parecen muchos, pero también pocos, el tiempo paso lentamente sin ti .
No olvide nada, ni las promesas, ni las mentiras, muchos menos las traiciones.  Después de todo, no sé si sea bueno o malo, pero no te guardo rencor, no hay odio en mi corazón, aunque sí, mucha tristeza.
Te extraño. Lo admito, lo hago a diario. Desde que no te tengo no hay día en que no piense en vos ¿Qué estarás haciendo o dónde estarás?
Es difícil, porque debo aceptar que mis sentimientos hacia a vos, después de todo cambiaron y mucho; pero el vacío que siento es inmenso, te extraño tanto y no te quiero de vuelta, pero a veces quisiera saber de vos.
Tal vez no te ame, pero el cariño que sentía siempre estará, fuiste la persona más importante en su momento; y por vos hice tantas locuras, dejé tantas cosas, cosas que jamás creí hacer. Por vos me volví una peor y mejor persona,  sacaste lo peor de mí y lo mejor también.
Aprendí mucho, junto a vos, y después de vosi y sé que todo eso me hizo entender tanto y aprender, madurar y comprender muchas cosas. Mucho de lo que soy ahora te lo debo a vos, pero no te sientas más,simplemente lo digo porque tal vez si no me hubieras lastimado mi vida seguiría igual, y puede que me ponga triste pero mi vida ahora es mejor…
¿Sabes? Aún existen muchos lugares que me recuerdan a vos.
Lugares que frecuentábamos juntos, olores, canciones, calles, hay muchas cosas que quisiera revivir a tu lado sólo por el placer de saber que en algún momento me hicieron feliz.
Es difícil ser fuerte y es más difícil no llamarte para decir que te extraño… 

 Y tal vez extrañarte siga siendo parte del proceso.



Erica Mena